Hoy me llamó Amalia

Después de acompañar a una amiga que además es una alumna de Yoga a despedir el cuerpo de su hermano,   volvía sola a casa manejando el auto en la autopista  pensando sobre las pérdidas a las que nos enfrentamos y cuan dolorosas son, en lo que le costaría a Clarita superarlo y en los recuerdos de la propia experiencia ante la pérdida de mi papá.

Me distrajo el llamado del celular.

Bajé la radio, hice lo que no debía hacer: encendí el manos libres y atendí…  una voz de mujer, parecía bastante  joven,  me preguntaba si ahí a donde había llamado daban YOGA. Cuando asentí me pidió que esperara un momento  y me pasó con Amalia.

Cómo contarte!!  Amalia tenía una voz muy especial, se notaba que estaba más que entrada en años, aunque no esperó en aclararlo como si eso de tener algunos –o muchos- años más hiciese alguna diferencia.

En las clases de YOGA todos los alumnos están en el mismo nivel, en el propio.

YOGA significa unión, unión del cuerpo con la mente y con el espíritu… no podemos en Yoga diferenciar en niveles a las personas !!

Pero hoy escribo sobre las clases de YOGA porque en otros aspectos vaya que hay diferencias, la experiencia que solo dan los años es una de las pocas cosas que no se pueden comprar.

Amalia quería combinar una entrevista para  conocernos, para que yo le diga si podía tomar clases pese a su avanzada edad y yo lo único que quería era conocerla para que ella me acepte a mi como su instructora de  YOGA.

Sabía perfectamente que el que estaba hablando era mi ego,  le puse mi voz más dulce, aquella que mis hijos dicen que se nota que hablo con un alumn@ -parece que en casa grito-  y la convencí.

Me preguntó cuándo podía venir y no sé por qué, quizás la intuición que dicen que desarrollamos los que practicamos Yoga, la imaginé en el grupo de los jueves.

Amalia viene el jueves y estoy segura que va a ser una experiencia increíble como cada una de las que vivo con quienes practican Yoga conmigo.